De este modo nosotros tenemos una razón para buscar la claridad y la elegancia del texto en la belleza de la primera página o de las páginas preliminares o de la portada, en los títulos de capítulo, en las letras capitulares o iniciales y en las ilustraciones.
Por otro lado, en el caso de la poesía, el verso, en mi opinión, apela por su forma tanto al ojo como al oido, y debe ser dispuesto en la página de forma que su estructura pueda ser facilmente apreciada, y cualquier cosa que interfiera en su comprensión, aunque sea algo bello, es en relación al libro como un todo, una impertinencia tipográfica.