Los muchos matices estilíticos de nuestro siglo fueron todos traslapándose en tiempos relativamente cortos. Ésta rápida sucesión de estilos facilitaba la creación de conceptos formales más intrépidos. Inspirados por la ferviente actividad periodística a lo largo del mundo, los diseñadores se apropiaron gradualmente a un conocimiento comprensivo en todos los campos del diseño. Hicieron incluso de los experimentos más dispares y los materiales más raros para sus propias ideas y para el trabajo práctico.
El resultado de esto fue una riqueza no previsible de expresion e inventiva de más alta calidad. Los diseñadores se apartaban de cualquier fórmula preestablecida, aplicando también soluciones simples: gráfica aplicada y tipografía se veían envueltas en una permanente aventura visual, todo lo que los espíritus libres y no dogmáticos siempre habian soñado.
Siendo fieles a la verdad, la razón primera de la tipografía, es decir la lectura, no siempre era fácil de seguir, aunque al parecer esta fue una circunstancia que dejó de ser demasiado importante, para dar paso a una nueva manera de asumir el problema tipográfico por la aceptación de las nuevas formas, especialmente en las generaciones más jóvenes.
Este estilo, conocido como tipografía enciclopédica, unió y citó elementos de diseño de las épocas más irreconocibles: considerando que en el pasado, las soluciones habían sido escogidas por su "pureza", ahora incluso lo imposible y "feo" era aceptarlo. Se condenaron tipografías constructivitas con letras negras, expresivas o con caracteres scriptos. El mayor producto de este período fueron los conjuntos de carácteres híbridos que ofrecieron alfabetos completos del sans-serif al slab-serif; de éstos, algunos importantes son Stone por S. Stone, Rotis por O. Aicher y Tesis por L. de Groot.
Los colores primarios no fueron suficientes para las nuevas fantasías expresivas. Las disonansias de color y simbolismo kitsch produjeron formas raras con un esplendor desenfrenado. También apareció la idea de un diseñador autónomo, más independiente y por lo mismo, con mayores posibilidades creativas. De ese modo surgió la idea que la función de servicio en el proceso de comunicación entre el transmisor y receptor estaba en otro extremo; el diseñador era ahora sólo el transmisor. Ésta filosofía produjo una o dos publicaciones interesantes, donde los diseñadores también eran los editores.
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